Permítase llegar a Jorge Quien a través de ciertas diferencias con otros autores.
Quien es una sensibilidad nocturna y no obstante tranquila, intelectual. En el sentido de alguien que busca un interlocutor igualado, a quien no haya que impresionar con imágenes, escenas o palabras corrosivas, como podrían hacerlo Alan Moore o Daniel Clowes, por mencionar dos figuras. Seguramente la corrosividad, en los autores citados, surge de no ver salida, de concluir que la sociedad humana es un organismo caníbal y torturante para la conciencia. Sus obras son entonces defensas desesperadas contra todo esto. ¿Qué otra cosa queda por hacer? podríamos preguntarnos, ya que yo mismo soy un desesperado. Pero es paradójico que, para construir su discurso y sus argumentos, aquellos se apoyen en los sentidos y opiniones comunes del ciudadano medio, destinatario de sus cómics. Es paradójico porque sabemos que los ciudadanos medios somos formaciones y reformaciones de esa sociedad. Y todavía más, de la sociedad y la cultura de masas, evidencia que corroe a la propia rebeldía.
Jorge Quien está también acuciado por estos problemas. Pero a su pesar o por vocación está alejado de los sentidos medios, una diferencia importante, que lo lleva hacia otros lugares. Construye sus cómics referido a las discusiones y los sentidos del arte, que en los hechos es un mundo minoritario, aunque no debe entenderse a priori como más lúcido. Por las circunstancias aplastantes en las que nos hallamos, y por la propia tendencia de los artistas, el cómic, que es un lenguaje de masas -cuya sangre sigue siéndolo- se ha ido ampliando a formatos y modos de comunicación no masivos, incluso anti-masivos.
Quizá seguimos esperando que las artes visuales y la literatura reciban a los cómics en el arte, en una especie de consagración definitiva de la seriedad de sus discursos. A mi modesto modo de ver, esto no será así. Entre otros motivos porque nunca nos darán lugar en su circuito para competir como iguales. La narrativa gráfica se ha ido ampliando desde los cómics, y va construyendo, también en Chile, una estructura para sí misma. El cómic nuevo, por llamarlo así, nunca es lo mismo que la pintura o la novela. Va hacia un lugar propio e inédito. Pero la índole de ese lugar depende de su alcance espiritual, y también de su conexión social distinta. Jorge es uno de los artistas que está construyendo ese lugar en Sudamérica.
Jorge Quien está también acuciado por estos problemas. Pero a su pesar o por vocación está alejado de los sentidos medios, una diferencia importante, que lo lleva hacia otros lugares. Construye sus cómics referido a las discusiones y los sentidos del arte, que en los hechos es un mundo minoritario, aunque no debe entenderse a priori como más lúcido. Por las circunstancias aplastantes en las que nos hallamos, y por la propia tendencia de los artistas, el cómic, que es un lenguaje de masas -cuya sangre sigue siéndolo- se ha ido ampliando a formatos y modos de comunicación no masivos, incluso anti-masivos.
Quizá seguimos esperando que las artes visuales y la literatura reciban a los cómics en el arte, en una especie de consagración definitiva de la seriedad de sus discursos. A mi modesto modo de ver, esto no será así. Entre otros motivos porque nunca nos darán lugar en su circuito para competir como iguales. La narrativa gráfica se ha ido ampliando desde los cómics, y va construyendo, también en Chile, una estructura para sí misma. El cómic nuevo, por llamarlo así, nunca es lo mismo que la pintura o la novela. Va hacia un lugar propio e inédito. Pero la índole de ese lugar depende de su alcance espiritual, y también de su conexión social distinta. Jorge es uno de los artistas que está construyendo ese lugar en Sudamérica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar en nuestro blog. Como política editorial te advertimos que aquellos comentarios u opiniones emitidas desde el anonimato no serán publicadas. Muchas gracias.